Después de tanto tiempo esperando, por fin llega el día de tu cirugía bariátrica. A partir de ahí, tiene lugar un período de adaptación a tus nuevos hábitos alimenticios y al resto de cambios que se van a producir en tu vida. Esto conlleva una mejora progresiva que se prolonga durante varios meses. En este tiempo, es fundamental seguir al dedillo las especificaciones hechas por tu equipo médico.
En este proceso hacia tu nuevo yo, el ejercicio es una parte fundamental para alcanzar el objetivo marcado y llegar a tu peso ideal. De hecho, es tal su importancia que se han corroborado científicamente que, los pacientes que consiguieron incorporar el deporte a su rutina diaria tras someterse a una reducción de estómago, lograron una regulación más efectiva y temprana de su metabolismo.
Actividad física para el primer mes
Tras la intervención, el paciente comienza con sus nuevas pautas alimenticias. Al principio tiene lugar la fase 1 compuesta únicamente por dieta líquida. Es habitual que la mayoría se sienta cansada ya que todavía se está muy convaleciente y la ingesta calórica es muy reducida. Durante estos días, recomendamos no hacer esfuerzos. Únicamente haz ejercicios respiratorios y camina sin agotarte
Entre la segunda y cuarta semana ya podrás realizar cómodamente las actividades que conforman tu rutina diaria. Por tanto, es el momento para empezar a moverse suavemente sin coger peso ni forzar el abdomen. La mejor opción es dar pequeños paseos de 10-15 minutos varias veces al día, escuchando en todo momento las señales que te manda tu cuerpo y sin hacer grandes esfuerzos. Al estar todavía en la fase semi líquida es normal seguir cansado y sin mucha energía.
Ejercicio entre el segundo y sexto mes
Superado el primer mes con éxito, ya se puede empezar a practicar ejercicio físico cardiovascular. Ten en cuenta que, todavía, las incisiones en la pared abdominal no se han recuperado por completo. De ahí que, para evitar la aparición de hernias hay que evitar cualquier tipo de movimiento que implique tensión en esa zona.
La ingesta de alimentos es mayor. Por tanto, puedes aumentar la intensidad de forma progresiva. Por ejemplo: elíptica, bicicleta estática o natación. También puedes empezar a hacer ejercicios enfocados a los brazos e ir recuperando paulatinamente la masa muscular perdida.
Es aconsejable marcarse un horario tanto para el deporte como para las comidas. De esta manera, tanto tu cuerpo como tu mente se acostumbrarán y será mucho más fácil mantener el hábito en el tiempo.
Actividad y ejercicio en tu día a día
Una vez llegados al sexto mes, siempre bajo la aprobación y supervisión de tu equipo médico, puedes aumentar la intensidad de tus entrenamientos. Ha llegado el momento de empezar a fortalecer todos tus músculos, incluido el abdomen, con rutinas de tonificación. Asimismo, puedes compaginarlo con la actividad física que estabas haciendo los meses anteriores o probar un nuevo deporte.
Lo fundamental en estos casos es encontrar un deporte que guste, motive y no te suponga un sacrificio. Así, te resultará mucho más fácil incluirlo en tu rutina diaria al menos tres días por semana. Además, el ejercicio físico no solo te ayudará en la pérdida de peso y en la lucha contra el efecto rebote, sino que también mejora la salud mental. Entrenar es un aliado perfecto para deshacerse del estrés, la ansiedad y a tener una mente energizada.
Si no estás a gusto con tu cuerpo y por más que lo intentes no consigues perder los kilos que te sobran, no dudes en contactar con nosotros. En Clínica Londres contamos con una Unidad especializada en Salud, Nutrición y Obesidad. Pide una primera valoración gratuita e infórmate sobre los tratamientos que mejor se adaptan a tus necesidades.