Practicar ejercicio intenso, sentir miedo, ponerse nervioso o estar expuesto a un calor intenso son algunos de los motivos principales por los que se puede sudar más de la cuenta. Y es que la sudoración es fundamental para el control de nuestra temperatura y la formación de una barrera de defensa subcutánea.
Sin embargo, hay personas que, aunque estén en reposo o haga fresco pueden llegar a sudar muchísimo. Este hecho no implica un riesgo para la salud, pero en la mayoría de casos desemboca en problemas de autoestima y en un empeoramiento de la calidad de vida del paciente. ¿Te sientes identificado al leer esto? Entonces, puede que tengas hiperhidrosis. A continuación te explicamos en qué consiste y cómo puedes solucionarla.
¿En qué consiste la hiperhidrosis y qué la produce?
La hiperhidrosis se trata de una sudoración excesiva que se produce de manera continua e imprevisible. Es decir, la persona que lo padece comienza a sudar en situaciones donde no hay ningún desencadenante.
Este sudor suele aparecer de manera localizada en ciertas partes del cuerpo: manos, pies, axilas o cara. Además, es común que se inicie durante la infancia y empeore a partir de la pubertad, llegando a influir negativamente en la vida social y personal del individuo.
Desgraciadamente, todavía no se ha descubierto la causa real de la hiperhidrosis. No obstante, existen algunas evidencias de que podría estar relacionada con enfermedades neurológicas, endocrinológicas, fisiológicas o debido a un componente hereditario. Por último, hay que tener en cuenta que la sudoración excesiva no tiene por qué estar relacionada con el mal olor corporal. Este puede darse por diversos motivos como higiene deficiente, combinación de bacterias, alimentación o cambios en el sistema hormonal.
¿Cuántos tipos de hiperhidrosis hay?
Existen dos tipos de hiperhidrosis: primaria y secundaria. Como ya hemos mencionado, aunque en el primer caso el sudor puede aparecer de manera generalizada en todo el cuerpo, lo más común es que afecte a ciertas zonas. De ahí que se hayan definido las siguientes modalidades:
- Hiperhidrosis palmar
- Hiperhidrosis plantar
- Hiperhidrosis axilar
- Hiperhidrosis facial
Por otro lado, existe otra clase de sudoración excesiva llamada sudoración pandrial o hiperhidrosis gustativa. Esta se produce por una reacción exagerada de las glándulas sudoríparas debido a los estímulos que desatan la secreción de jugos gástricos tras ingerir cualquier tipo de alimento.
¿Cómo solucionar la hiperhidrosis?
En función de la intensidad del exceso de sudor y las preferencias del paciente, existen diferentes tratamientos que pueden ayudar a revertir la hiperhidrosis:
- Toxina botulínica: esta toxina es un gran aliado para bloquear la actividad de las glándulas sudoríparas y, por consiguiente, la producción del sudor. Suele emplearse principalmente en hiperhidrosis palmar y axilar. Hay que tener en cuenta que su efecto no es permanente por lo que el profesional determinará la periodicidad de las sesiones.
- Iontoforesis: mediante la aplicación de una corriente eléctrica unidireccional a baja potencia se puede disminuir la cantidad de sudor palmo-plantar o axilar. Esta corriente transcutánea favorece que se cierren las glándulas de manera temporal, por lo que se impide la salida de sudor al exterior.
- Tratamientos sistémicos (oxibutinina): una de las alternativas terapéuticas es la toma de ciertos medicamentos orales. Estos fármacos son de especial utilidad para casos de hiperhidrosis generalizada o multifocal.
Además, es aconsejable tomar ciertas precauciones para prevenir el exceso de sudor: cambiar el desodorante por un antitranspirante, evitar la ropa ajustada, decantarse por tejidos naturales como algodón y cuidar la higiene.
Si después de leer este artículo, te planteas la posibilidad de someterte a alguno de los tratamientos para tratar la hiperhidrosis puedes contar con nosotros. En Clínica Londres contamos con un gran equipo de profesionales que velan por tu bienestar. Pide una primera cita gratuita e infórmate.