¿Tienes una acumulación de grasa atípica en piernas o brazos? Entonces puede que padezcas lipedema. A pesar de que esta enfermedad está habitualmente asociada con la obesidad o el sobrepeso, el lipedema es una patología muy poco conocida, cuyas consecuencias pueden ser muy graves si no se diagnostica y trata adecuadamente.
En Clínica Londres queremos que estéis informados sobre todas las cuestiones que pueden afectar a vuestra salud. Por eso, en este post respondemos todas las dudas acerca del lipedema: qué es, dónde suele aparecer, sus causas y tratamiento.
¿Qué es el lipedema?
El lipedema es una afección que se caracteriza por la proliferación e inflamación de las células del tejido adiposo de las extremidades superiores o inferiores. Esto provoca una descompensación entre las distintas partes del cuerpo y, a medida que la afección va ganando intensidad, surgen otros síntomas más acusados que merman considerablemente el bienestar del paciente.
Suele afectar mayoritariamente a mujeres y muy rara vez se han visto casos en hombres. En función de la magnitud de la enfermedad existen diferentes grados:
- Grado I: la superficie de la piel es regular y blanda. Se palpan diminutos nódulos de grasa.
- Grado II: la superficie de la piel es irregular y dura debido al aumento en la formación de nódulos.
- Grado III: la superficie de la piel se encuentra deformada debido al exceso de tejido adiposo. El número de nódulos es mayor, de distinto tamaño y se encuentran repartidos mayormente en caderas y tobillos.
¿Dónde suele aparecer el lipedema?
Como hemos mencionado, el lipedema puede aparecer en piernas y brazos. No obstante, son las células de las extremidades inferiores las que se suelen ver afectadas con más frecuencia.
¿Qué síntomas permiten identificar el lipedema?
Además del aumento de volumen, el lipedema siempre va acompañado de una serie de síntomas. Estos son variados y se van intensificando con el paso del tiempo. A continuación os mostramos las manifestaciones más comunes:
- Hinchazón y tumefacción: el paciente puede sentir sensación de presión y pesadez en las piernas de manera continuada. Esta no suele disminuir levantando las piernas o con masajes localizados.
- Telangiectasias (arañas vasculares): la superficie de la piel presenta señales rojas, púrpuras o azules producidas por las dilataciones de pequeños capilares.
- Tejido subcutáneo duro: la piel de las piernas y los brazos tiene una consistencia dura debido a los nódulos grasos.
- Aumento de volumen: se observa principalmente en miembros inferiores (97%). Esta manifestación suele ser bilateral y casi simétrica en ambas extremidades (pierna derecha e izquierda o brazo derecho e izquierdo). Los pies y manos suelen no verse afectados.
- Mayor sensibilidad: es habitual que el paciente sienta dolor al tacto. Por ejemplo, cuando le agarran del brazo o se apoyan en sus piernas.
- Disminución de elasticidad en la piel: el tejido se muestra más rígido. El paciente puede presentar problemas para doblar la rodilla y el tobillo.
- Dolores: suelen aparecer molestias que se acentúan con el tiempo. Este dolor es espontáneo y puede afectar a la persona aún estando en reposo. Además, suele incrementarse con la práctica de ejercicio físico.
- Cambios tróficos en la piel: ocurre en los estadios más avanzados. Los más comunes son hiperpigmentación y dermatoesclerosis (piel dura).
Causas que provocan la formación del lipedema
Actualmente, todavía se desconoce el verdadero origen del lipedema. A priori, se suele pensar que su principal causa es el estilo de vida no saludable (mala alimentación y sedentarismo) que propicia la acumulación de tejido graso. Nada más lejos de la realidad. Pese a que las causas no están claras, se piensa que su desarrollo está estrechamente relacionado con trastornos hormonales.
Esto se debe a que su manifestación y empeoramiento tiene lugar tras la pubertad, el embarazo, la menopausia o la toma de la píldora. Asimismo, se ha comprobado que existe un componente genético que incide en la predisposición al lipedema.
La falta de un origen evidente dificulta el diagnóstico de la enfermedad. Por eso, son muchas las pacientes que se sienten frustradas al acudir a un especialista y recibir valoraciones como “piernas cansadas” “mala circulación” u “obesidad”.
¿Cuál es el tratamiento para el lipedema?
Diagnosticar lipedema es complicado, pero posible. Por ello, es importante ponerse en manos de un experto en esta patología concreta. El profesional sanitario deberá realizar un examen físico detallado del paciente y estudiar su historial clínico (antecedentes y evolución). En el caso de que el resultado final indique que la persona padece la enfermedad, se puede optar por dos tipos de tratamientos:
- Conservador: ayuda al paciente a reducir alguna de la sintomatología y a aliviar el dolor, pero la desproporción disminuye levemente. Se hace mediante drenajes linfáticos manuales y terapias para minimizar la fibrosis y aumentar el flujo de fluido a través de la piel. Además, se recomienda emplear prendas de compresión linfática y actividad física en el agua (natación)
- Quirúrgico: se trata de una liposucción asistida por agua a presión (Water – Jet Assisted Liposuction). Este procedimiento permite que no se dañen los conductos ni ganglios linfáticos durante la liposucción. Sin embargo, es una técnica que lleva poco tiempo en el mercado, por lo que todavía no se conocen sus efectos a largo plazo ni la totalidad de los riesgos que conlleva.
En Clínica Londres consideramos que es primordial que esta enfermedad sea conocida. Una evaluación y tratamiento precoz pueden ayudar a mejorar la calidad de vida del paciente.